Beatriz Lainez




Maestra de Educación Infantil

Psicomotricista


Psicopedagoga






Cuando mis padres me preguntaron qué era lo que quería estudiar después de Bachillerato, mi respuesta fue clara y contundente, quería ser maestra. 
Me fascinaba el hecho de poder ver cómo los niños aprendían, los procesos que llevaban a cabo, pero lo que más me gustaba de esa profesión era el saber que yo podía ser partícipe de ese aprendizaje.

Durante varios veranos, había estado trabajando como monitora en campamentos de verano y ahí fue donde se empezó a despertar en mí esa necesidad de trabajar en el mundo de la educación, porque para mí más que un trabajo, estar ahí con ellos día a día, se convertía en una diversión.
Entré en Magisterio de Educación Infantil en la Facultad de Educación Blanquerna y tengo que decir que recuerdo unos tres años maravillosos. Aprendí disfrutando con lo que me contaban, con cada año de prácticas que realizaba aprendía cosas nuevas y buenas, pero también iba aprendiendo de las malas, y en muchas ocasiones me daba cuenta del tipo de educación al que quería pertenecer y el tipo de maestra que quería ser.
Me considero una persona muy cariñosa, entusiasta, con muchas ganas de avanzar en este mundo y por mi forma de ser, muchas veces veía que las prácticas que se llevaban a cabo en escuelas tradicionales no iban conmigo.

Una vez finalizado Magisterio Infantil, decidí mudarme a Zaragoza y me matriculé en el Posgrado de Psicomotricidad. A la misma vez, encontré trabajo en un Centro de Educación Infantil en el cual estuve trabajando tres años como tutora con niños de 1 a 2 años. Fueron tres años imprescindibles en mi carrera profesional en los que aprendí a ser todo lo que soy ahora mismo. Allí aprendí a observar, escuchar, querer, entender y, sobre todo, respetar a los niños, respetar el ritmo de cada uno de ellos, atenderme a sus necesidades en cada momento… Pude trabajar como tantas veces había deseado hacer durante mis prácticas en la Universidad, en definitiva, ¡¡cada día me gustaba más y más mi trabajo!!

En mi experiencia como profesora particular pero aún más en mi experiencia como tutora, trabajé con algunos niños con dificultades de aprendizaje y en muchas ocasiones me quedaba corta con los conocimientos que tenía con lo que había aprendido hasta el momento. Ahí fue cuando vi la necesidad de empezar a estudiar Psicopedagogía.
¿Qué destaco de esos dos años? Mis casi diez meses trabajando con alumnos con Síndrome de Down, entre otras muchas discapacidades. ¡¡Qué trabajo más agradecido!!
Cada día volvía a casa con una sonrisa de oreja a oreja y con un saco cargado de cariño, porque por pequeña que fuera mi aportación con ellos, el agradecimiento, los besos y los abrazos… ¡¡eran devueltos por dos!!

Y volví a Barcelona y a los pocos meses conocí a Patricia. Teníamos muchísimas cosas en común, además de profesionales, personales, y así fue como empecé a trabajar con ella como canguro de sus tres pequeñas duendecillas. Ha sido casi un año ya juntas y con ella he podido aprender muchas cosas y reafirmarme en muchas otras que yo ya llevaba en mi mochila profesional. Cuando Patricia me comentó el proyecto que quería crear me invadieron las ganas de poder formar parte de él, poder formar parte de un espacio en el que las necesidades físicas y emocionales de los niños fueran respetadas de principio a fin; un espacio en el que los niños tuvieran la oportunidad de poder descubrir por sí mismos lo que les rodea, en el que mi trabajo fuera acompañarles durante su aprendizaje, mediante el cariño, la estabilidad emocional y la seguridad en ellos. Y ahora aquí me encuentro, disfrutando como una niña de la que estoy segura que será una etapa fundamental en mi vida personal y profesional…



1 comentario:

  1. Tras leer tu presentación, hoy meses después de poner mi confianza el vosotras...puedo dar fe de que lo has logrado y que es una suerte que existan personas con tu motivación y tu pasión por lo que haces. Hoy en día la educación es el gran "talón de Aquiles" de la sociedad y para mi ha sido una bendición que un espacio como este exista para dejar, por una horitas, lo que más quiero en mi vida. Cada día que dejo a mi hijo con vosotras me voy tranquila, serena y feliz, porque se que sus necesidades físicas y emocionales , están cubiertas. Gracias a cada una de vosotras por hacerlo posible y con tanto y tanto amor!!!

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