Hola de nuevo!
El pasado lunes comenzó nuestro viaje...
Pese a la experiencia profesional y personal de cada una, estábamos llenas de
ilusión, nerviosas, contentas, con ganas de acompañar a los pequeños en lo que
son los primeros maravillosos años de su vida.
Momentos antes de empezar, creo que las
dos hicimos lo mismo que la gente hace en fin de año: recordar, valorar,
pensar, y definir toda una lista de cosas pasadas en cuanto al proyecto.
Entonces... ¡sonó el timbre! y uno de los días que
recordaremos durante años empezó :)
En estos primeros días de septiembre, toda
familia con peques habla del periodo de adaptación y todo lo que ello conlleva.
A nosotras, nos gustaría contar cómo lo estamos llevando a cabo, no porque sea
mejor ni peor, si no simplemente porque es diferente a lo que estábamos
acostumbradas y lo que realmente nos gustaría encontrar como familia.
Por ello, decidimos empezar con el periodo
de adaptación que cada familia decidía en base a sus las necesidades y sobre
todo a las de los pequeños. Deciden las
horas, los días y cuánto tiempo quieren permanecer en el espacio durante esta
"adaptación".
Hemos logrado que los peques vayan
llegando gradualmente a Creciendo Juntos con tiempo e incluso días de
diferencia. Con ello, conseguíamos que los peques estuvieran a solas con sus
papás o mamás en el espacio durante unos minutos. Un espacio atractivo,
adaptado y sobre todo tranquilo y en calma. A los pocos minutos nos acercamos
las dos y nos sentamos cerca de forma tranquila saludando al peque con alegría
mientras entablamos una conversación con su mamá o papá. Todo sigue de forma
gradual, empezamos a jugar, a enseñar materiales, poco a poco hasta que el
peque se sienta tranquilo y con ganas de explorar.
Finalmente, si los papás o mamás se tienen que ir, se marchan, pero siempre
cuando el niño lleve un ratito explorando con confianza, pues creemos que esta
seguridad ayudará a que la despedida no sea tan dolorosa.
Obviamente este tiempo en cada uno es
diferente, es normal y natural que el niño muestre signos de tristeza y que
llore en la despedida, pues es un signo de apego entre el niño y
los papás. En ese caso, como en todos los demás, nuestra respuesta siempre es cariño
incondicional.
El poder llevar a cabo una adaptación totalmente individualizada ha
sido de gran ayuda tanto para las familias, los pequeños y para nosotras. Es
MUY importante que el ambiente y nosotras nos adaptemos en la medida de lo
posible a las necesidades del pequeño con la finalidad de procurarle seguridad
y mucho cariño en las primeras despedidas de los papás y mamás.
Gracias por estar siempre al otro lado!
Hasta pronto!